martes, 4 de septiembre de 2012

Deut 5, 7-10 Yo soy el Señor tu Dios un Dios celoso



(Deut 5, 7-10) Yo soy el Señor tu Dios un Dios celoso

7 No tendrás otros dioses delante de mí. 8 No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. 9 No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen: 10 Y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.

(C.I.C 2084) Dios se da a conocer recordando su acción todopoderosa, bondadosa y liberadora en la historia de aquel a quien se dirige: ‘Yo […] te saqué del país de Egipto, de la casa de servidumbre’. La primera palabra contiene el primer mandamiento de la ley: ‘Adorarás al Señor tu Dios y le servirás [...] no vayáis en pos de otros dioses’ (Dt 6, 13-14). La primera llamada y la justa exigencia de Dios consiste en que el hombre lo acoja y lo adore. (C.I.C 2083) Jesús resumió los deberes del hombre para con Dios en estas palabras: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’ (Mt 22, 37; Cf. Lc 10, 27: “...y con todas tus fuerzas”). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: ‘Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor’ (Dt 6, 4). Dios nos amó primero. El amor del Dios Unico es recordado en la primera de las ‘diez palabras’. Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios.

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