domingo, 30 de septiembre de 2012

Deut 24, 14-15 No explotarás al jornalero pobre y necesitado



(Deut 24, 14-15) No explotarás al jornalero pobre y necesitado  

14 No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. 15 Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal. Así no invocará al Señor contra ti, y tú no te harás responsable de un pecado.  

(C.I.C 1867) La tradición catequética recuerda también que existen ‘pecados que claman al cielo’. Claman al cielo: la sangre de Abel (cf. Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf. Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf. Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf. Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf. Dt 24, 14-15; St 5, 4).  (C.I.C 2434) El salario justo es el fruto legítimo del trabajo. Negarlo o retenerlo puede constituir una grave injusticia (cf. Lv 19, 13; Dt 24, 14-15; St 5, 4). Para determinar la justa remuneración se han de tener en cuenta a la vez las necesidades y las contribuciones de cada uno. ‘El trabajo debe ser remunerado de tal modo que se den al hombre posibilidades de que él y los suyos vivan dignamente su vida material, social, cultural y espiritual, teniendo en cuenta la tarea y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común’ (Gaudium et spes, 67). El acuerdo de las partes no basta para justificar moralmente la cuantía del salario.

No hay comentarios: