(1Jn 5, 14-15) Ya poseemos lo que le hemos pedido
[14] Tenemos plena confianza de que Dios nos escucha si le pedimos algo conforme a su voluntad. [15] Y sabiendo que él nos escucha en todo lo que le pedimos, sabemos que ya poseemos lo que le hemos pedido.
(C.I.C 2778) Este poder del Espíritu que nos introduce en la Oración del Señor se expresa en las liturgias de Oriente y de Occidente con la bella palabra, típicamente cristiana: parrhesia, simplicidad sin desviación, conciencia filial, seguridad alegre, audacia humilde, certeza de ser amado (Ef 3, 12; Hb 3, 6; 4, 16; 10, 19; 1Jn 2, 28; 3, 21; 5, 14). (C.I.C 2827) "Si alguno […] cumple la voluntad […] de Dios, a ese le escucha" (Jn 9, 31; cf. 1Jn 5, 14). Tal es el poder de la oración de la Iglesia en el Nombre de su Señor, sobre todo en la Eucaristía; es comunión de intercesión con la Santísima Madre de Dios (cf. Lc 1, 38. 49) y con todos los santos que han sido "agradables" al Señor por no haber querido más que su Voluntad: “Incluso podemos, sin herir la verdad, cambiar estas palabras: 'Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo' por estas otras: en la Iglesia como en nuestro Señor Jesucristo; en la Esposa que le ha sido desposada, como en el Esposo que ha cumplido la voluntad del Padre” (San Agustín, De sermone Domini in monte, 2, 6, 24: PL 34, 1279).
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