miércoles, 28 de mayo de 2008

Mc 10, 31 Los últimos serán los primeros

(Mc 10, 31) Los últimos serán los primeros
[31] Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros».
(C.I.C 1821) Podemos, por tanto, esperar la gloria del cielo prometida por Dios a los que le aman (cf. Rm 8, 28-30) y hacen su voluntad (cf. Mt 7, 21). En toda circunstancia, cada uno debe esperar, con la gracia de Dios, ‘perseverar hasta el fin’ (cf. Mt 10, 22; Concilio de Trento: DS 1541) y obtener el gozo del cielo, como eterna recompensa de Dios por las obras buenas realizadas con la gracia de Cristo. En la esperanza, la Iglesia implora que ‘todos los hombres […] se salven’ (1Tm 2, 4). Espera estar en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo: “Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo. Mira que mientras más peleares, más mostrarás el amor que tienes a tu Dios y más te gozarás con tu Amado con gozo y deleite que no puede tener fin. (Santa Teresa de Jesús, Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3).

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