YOUCAT Pregunta n. 359. – Parte I. - ¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para nosotros?
(Respuesta YouCat) Decir a alguien el
propio nombre es una muestra de confianza. Al decirnos su nombre, Dios se da a
conocer y nos concede, mediante este nombre, el acceso a él. Dios es totalmente
verdad. Quien invoca a la verdad por su nombre, pero la emplea para testificar
una mentira, comete un pecado grave.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2142) El segundo mandamiento prescribe respetar el nombre del Señor.
Pertenece, como el primer mandamiento, a la virtud de la religión y regula más
particularmente el uso de nuestra palabra en las cosas santas.
Para meditar
(Comentario YouCat) No se debe pronunciar el
nombre de Dios de forma irreverente. Pues lo conocemos únicamente porque él nos
lo ha confiado. El nombre es La llave de acceso al corazón del Todopoderoso.
Por eso es una falta grave blasfemar, maldecir usando el nombre de Dios y hacer
falsas promesas invocando su nombre. El segundo mandamiento es por tanto una
defensa de todo lo «santo». Lugares, objetos, nombres y personas que han sido
tocados por Dios son «santos». La sensibilidad por Lo santo se denomina
reverencia.
(Comentario CIC) (C.I.C 2143) Entre todas las palabras de la
revelación hay una, singular, que es la revelación de su Nombre. Dios confía su
Nombre a los que creen en Él; se revela a
ellos en su misterio personal. El don del Nombre pertenece al orden de la
confidencia y la intimidad. ‘El nombre del Señor es santo’. Por eso el hombre no
puede usar mal de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración
amorosa (Cf. Za 2, 17). No lo empleará en sus propias palabras, sino para
bendecirlo, alabarlo y glorificarlo (Cf. Sal 29, 2; 96, 2; 113, 1-2).
(Continua la Pregunta: ¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para nosotros?)
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