lunes, 1 de febrero de 2010

Ga 1, 6-9 No hay otro evangelio

(Ga 1, 6-9) No hay otro evangelio

[6] Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro evangelio. [7] No es que haya otro, sino que hay gente que los está perturbando y quiere alterar el Evangelio de Cristo. [8] Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea expulsado! [9] Ya se lo dijimos antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado!

(C.I.C 514) Muchas de las cosas respecto a Jesús que interesan a la curiosidad humana no figuran en el Evangelio. Casi nada se dice sobre su vida en Nazaret, e incluso una gran parte de la vida pública no se narra (cf. Jn 20, 30). Lo que se ha escrito en los Evangelios lo ha sido "para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre" (Jn 20, 31). (C.I.C 1463) Ciertos pecados particularmente graves están sancionados con la excomunión, la pena eclesiástica más severa, que impide la recepción de los sacramentos y el ejercicio de ciertos actos eclesiásticos, y cuya absolución, por consiguiente, sólo puede ser concedida, según el derecho de la Iglesia, al Papa, al obispo del lugar, o a sacerdotes autorizados por ellos (cf. CIC canon 1331; CCEO, canon 1431. 1434). En caso de peligro de muerte, todo sacerdote, aún el que carece de la facultad de oír confesiones, puede absolver de cualquier pecado (cf. CIC canon 1354-1357; CCEO canon 1420), y de toda excomunión (cf. CIC canon 976; para la absolución de los pecados, CCEO canon 725).

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