YOUCAT Pregunta n. 340. ¿Cómo se relaciona la gracia de Dios con nuestra libertad?
(Respuesta YouCat) La gracia de Dios sale
al encuentro del hombre en libertad y lo busca y lo impulsa en toda su
libertad. La gracia no se impone por la fuerza. El amor de Dios quiere el
asentimiento libre del hombre.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2001) La preparación del hombre para acoger la gracia es ya una obra de la
gracia. Esta es necesaria para suscitar y sostener nuestra colaboración a la
justificación mediante la fe y a la santificación mediante la caridad. Dios
completa en nosotros lo que Él mismo comenzó,
‘porque él, por su acción, comienza haciendo que nosotros queramos; y termina
cooperando con nuestra voluntad ya convertida’ (San Agustín, De gratia et libero arbitrio, 17, 33: PL
44, 901): “Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que
trabajar con Dios que trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que
fuésemos curados; nos sigue todavía para que, una vez sanados, seamos
vivificados; se nos adelanta para que seamos llamados, nos sigue para que
seamos glorificados; se nos adelanta para que vivamos según la piedad, nos
sigue para que vivamos por siempre con Dios, pues sin él no podemos hacer nada”
(San Agustín, De natura et gratia,
31, 35: PL 44, 264).
Para meditar
(Comentario YouCat) A la oferta
de la gracia se puede también decir que no. Sin embargo la gracia no es nada
exterior o extraño al hombre; es aquello que desea en realidad en lo más íntimo
de su libertad. Dios, al movernos mediante su gracia, se anticipa a la
respuesta libre del hombre.
(Comentario CIC) (C.I.C 2002) La libre iniciativa de Dios exige la respuesta libre del hombre, porque Dios
creó al hombre a su imagen concediéndole, con la libertad, el poder de
conocerle y amarle. El alma sólo libremente entra en la comunión del amor. Dios
toca inmediatamente y mueve directamente el corazón del hombre. Puso en el
hombre una aspiración a la verdad y al bien que sólo Él
puede colmar. Las promesas de la ‘vida eterna’ responden, por encima de toda
esperanza, a esta aspiración: “Si tú descansaste el día séptimo, al término de
todas tus obras muy buenas, fue para decirnos por la voz de tu libro que al
término de nuestras obras, ‘que son muy buenas’ por el hecho de que eres tú
quien nos las ha dado, también nosotros en el sábado de la vida eterna
descansaremos en ti”. (San Agustín, Confessiones,
13, 36, 51: PL 32, 868). (C.I.C 2022) La iniciativa divina en la obra de la
gracia previene, prepara y suscita la respuesta libre del hombre. La gracia
responde a las aspiraciones profundas de la libertad humana; y la llama a
cooperar con ella, y la perfecciona.
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