YOUCAT Pregunta n. 221 – Parte II. ¿Cómo me transforma la sagrada Comunión?
(Respuesta YouCat – repeticion) Cada sagrada Comunión me
une más íntimamente con Cristo, me convierte en un miembro vivo del cuerpo de
Cristo, renueva las gracias que he recibido en el Bautismo y la Confirmación y
me fortalece en la lucha contra el pecado.
Reflecciones y
puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1392) Lo que el alimento material produce en nuestra vida
corporal, la comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida
espiritual. La comunión con la Carne de Cristo resucitado, “vivificada por el
Espíritu Santo y vivificante” (Presbiterorum
Ordinis, 5), conserva, acrecienta y renueva la
vida de gracia recibida en el Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana
necesita ser alimentado por la comunión eucarística, pan de nuestra
peregrinación, hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.
Para meditar
(Comentario CIC) (C.I.C
1393) La comunión nos separa del pecado. El Cuerpo de Cristo que recibimos en
la comunión es "entregado por nosotros", y la Sangre que bebemos es
"derramada por muchos para el perdón de los pecados". Por eso la
Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados
cometidos y preservarnos de futuros pecados: "Cada vez que lo recibimos,
anunciamos la muerte del Señor" (1Co 11,26). Si anunciamos la muerte del
Señor, anunciamos también el perdón de los pecados. Si cada vez que su Sangre
es derramada, lo es para el perdón de los pecados, debo recibirle siempre, para
que siempre me perdone los pecados. Yo que peco siempre, debo tener siempre un
remedio (San Ambrosio, De sacramentis 4, 28: PL 16, 446).
(Continua la Pregunta: ¿Cómo me transforma la sagrada Comunión?)
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