YOUCAT Pregunta n. - 170 ¿Cuál es el origen más hondo de la Liturgia?
(Respuesta YouCat) El origen más hondo de la liturgia es
Dios, en quien existe una fiesta eterna y celestial del amor: la fiesta de La
alegría del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Puesto que Dios es amor,
quiere hacernos partícipes de la celebración de su alegría y regalarnos su
bendición.
Reflecciones y
puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1077)
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo;
por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser santos
e inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser
sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su
voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el
Amado" (Ef 1,3-6). (C.I.C 1078) Bendecir
es una acción divina que da la vida y cuya fuente es el Padre. Su bendición es
a la vez palabra y don (bene-dictio, eu-logia). Aplicado al hombre, este
término significa la adoración y la entrega a su Creador en la acción de
gracias.
Para meditar
(Comentario YouCat) Nuestros
actos de culto terrenos tienen que ser celebraciones llenas de belleza y
energía. Celebraciones del Padre, que nos ha creado, por eso los dones de la
tierra tienen un papel tan importante: el pan, el vino, el aceite y la luz, el
perfume del incienso, música divina y colores espléndidos. Celebraciones del
Hijo, que nos ha salvado, por eso nos alegramos de nuestra liberación,
respiramos hondamente escuchando la Palabra, nos fortalecemos al comer los
dones eucarísticos. Celebraciones del Espíritu Santo, que vive en nosotros, por
eso la riqueza desbordante de consuelo, conocimiento, valor, fuerza y bendición
que brota de las asambleas sagradas.
(Comentario CIC) (C.I.C 1079)
Desde el comienzo y hasta la consumación de los tiempos, toda la obra de Dios
es bendición. Desde el poema
litúrgico de la primera creación hasta los cánticos de la Jerusalén celestial,
los autores inspirados anuncian el designio de salvación como una inmensa
bendición divina. (C.I.C 1080) Desde el
comienzo, Dios bendice a los seres vivos, especialmente al hombre y la mujer.
La alianza con Noé y con todos los seres animados renueva esta bendición de
fecundidad, a pesar del pecado del hombre por el cual la tierra queda
"maldita". Pero es a partir de Abraham cuando la bendición divina
penetra en la historia humana, que se encaminaba hacia la muerte, para hacerla
volver a la vida, a su fuente: por la fe del "padre de los creyentes"
que acoge la bendición se inaugura la historia de la salvación.
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