YouCat Pregunta n. 24 – Parte II. ¿Qué tiene que ver mi fe con la Iglesia?
(Respuesta YouCat – repeticion) Nadie puede
creer por sí solo, como nadie puede vivir por sí solo. Recibimos la fe de la
Iglesia y la vivimos en comunión con los hombres con los que compartimos
nuestra fe.
Reflecciones y puntos a profundizar
(Comentario CIC) (C.I.C 168) La
Iglesia es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La
Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor (Te per orbem
terrarum sancta confitetur Ecclesia, cantamos en el himno Te Deum),
y con ella y en ella somos impulsados y llevados a confesar también :
"Creo", "creemos". Por medio de la Iglesia recibimos la fe
y la vida nueva en Cristo por el bautismo. En el Ritual Romano, el ministro del
bautismo pregunta al catecúmeno: "¿Qué pides a la Iglesia de Dios?" Y
la respuesta es: "La fe". "¿Qué te da la fe?" "La vida
eterna" (Ritual de la iniciación cristiana de adultos, 75).
Para meditar
(Comentario YouCat) La fe es lo
más personal de un hombre, pero no es un asunto privado. Quien quiera creer
tiene que poder decir tanto «yo» como «nosotros», porque una fe que no se puede
compartir ni comunicar sería irracional. Cada creyente da su asentimiento libre
al «creemos» de la Iglesia. De ella ha recibido la fe. Ella es quien la ha
transmitido a través de los siglos hasta él, la ha protegido de falsificaciones
y la ha hecho brillar de nuevo. La fe es por ello tomar parte en una convicción
común. La fe de los otros me sostiene, así como el fuego de mi fe enciende y
conforta a otros. El «yo» y el «nosotros» de la fe lo destaca la Iglesia
empleando dos confesiones de la fe en sus celebraciones: el credo apostólico,
que comienza con «creo» (credo) y el credo de Nicea-Constantinopla, que en su
forma original comenzaba con «creemos» (Credimus).
(Comentario CIC) (C.I.C 169) La
salvación viene sólo de Dios; pero puesto que recibimos la vida de la fe a
través de la Iglesia, ésta es nuestra madre: "Creemos en la Iglesia como
la madre de nuestro nuevo nacimiento, y no en la Iglesia como si ella fuese el
autor de nuestra salvación" (Fausto de Riez, De Spiritu Sancto, 1,
2: PL 62, 11). Porque es nuestra madre, es también la educadora de nuestra fe.
(Siguiente Pregunta: ¿Para qué necesita la fe definiciones y fórmulas?)
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