573. ¿Cuáles son las objeciones a la oración?
(Compendio
573) Además de los conceptos erróneos sobre la oración, muchos piensan que no
tienen tiempo para orar o que es inútil orar. Quienes oran pueden desalentarse
frente a las dificultades o los aparentes fracasos. Para vencer estos
obstáculos son necesarias la humildad, la confianza y la perseverancia.
Resumen
(C.I.C 2753) En
el combate de la oración debemos hacer frente a concepciones erróneas, a
diversas corrientes de mentalidad, a la experiencia de nuestros fracasos. A
estas tentaciones que ponen en duda la utilidad o la posibilidad misma de la
oración conviene responder con humildad, confianza y perseverancia.
Profundizar y modos
de explicaciones
(C.I.C 2726) En
el combate de la oración, tenemos que hacer frente en nosotros mismos y en
torno a nosotros a conceptos erróneos
sobre la oración. Unos ven en ella una simple operación psicológica, otros
un esfuerzo de concentración para llegar a un vacío mental. Otros la reducen a
actitudes y palabras rituales. En el inconsciente de muchos cristianos, orar es
una ocupación incompatible con todo lo que tienen que hacer: no tienen tiempo.
Hay quienes buscan a Dios por medio de la oración, pero se desalientan pronto
porque ignoran que la oración viene también del Espíritu Santo y no solamente
de ellos. (C.I.C 2727) También tenemos que hacer frente a mentalidades de "este mundo" que nos invaden si no
estamos vigilantes. Por ejemplo: lo verdadero sería sólo aquello que se puede
verificar por la razón y la ciencia (ahora bien, orar es un misterio que
desborda nuestra conciencia y nuestro inconsciente); es valioso aquello que
produce y da rendimiento (luego, la oración es inútil, pues es improductiva);
el sensualismo y el confort adoptados como criterios de verdad, de bien y de
belleza (y he aquí que la oración es "amor de la Belleza absoluta" [philocalia], y sólo se deja cautivar por
la gloria del Dios vivo y verdadero); y por reacción contra el activismo, se da
otra mentalidad según la cual la oración es vista como posibilidad de huir de
este mundo (pero la oración cristiana no puede escaparse de la historia ni
divorciarse de la vida).
Para la reflexión
(C.I.C 2728) Por
último, en este combate hay que hacer frente a lo que es sentido como fracasos en la oración: desaliento ante
la sequedad, tristeza de no entregarnos totalmente al Señor, porque tenemos
"muchos bienes" (cf. Mc 10, 22), decepción por no ser escuchados
según nuestra propia voluntad, herida de nuestro orgullo que se endurece en
nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptación de la gratuidad de la
oración, etc. La conclusión es siempre la misma: ¿Para qué orar? Es necesario luchar
con humildad, confianza y perseverancia, si se quieren vencer estos
obstáculos.
(Siguiente pregunta: ¿Cuáles son las dificultades para la oración?)
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