416. ¿En qué consiste la ley moral natural? (Primera parte)
(Compendio 416) La ley natural, inscrita por el Creador
en el corazón de todo hombre, consiste en una participación de la sabiduría y
bondad de Dios, y expresa el sentido moral originario, que permite al hombre
discernir el bien y el mal, mediante la razón. La ley natural es universal e
inmutable, y pone la base de los deberes y derechos fundamentales de la
persona, de la comunidad humana y de la misma ley civil.
Resumen
(C.I.C 1978) La ley natural es una participación en la
sabiduría y la bondad de Dios por parte del hombre, formado a imagen de su
Creador. Expresa la dignidad de la persona humana y constituye la base de sus
derechos y sus deberes fundamentales.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 1954) El hombre participa de la sabiduría y la bondad
del Creador que le confiere el dominio de sus actos y la capacidad de
gobernarse con miras a la verdad y al bien. La ley natural expresa el sentido
moral original que permite al hombre discernir mediante la razón lo que son el
bien y el mal, la verdad y la mentira: “La ley natural […] está inscrita y
grabada en el alma de todos y cada uno de los hombres porque es la razón humana
que ordena hacer el bien y prohíbe pecar. Pero esta prescripción de la razón
humana no podría tener fuerza de ley si no fuese la voz y el intérprete de una
razón más alta a la que nuestro espíritu y nuestra libertad deben estar
sometidos”. (León XIII, enc. "Libertas
praestantissimum"). (C.I.C 1956) La ley natural, presente en el
corazón de todo hombre y establecida por la razón, es universal en sus preceptos, y su autoridad se extiende a todos los
hombres. Expresa la dignidad de la persona y determina la base de sus derechos
y sus deberes fundamentales: “Existe ciertamente una verdadera ley: la recta
razón, conforme a la naturaleza, extendida a todos, es inmutable, eterna, que
llama a cumplir con la propia obligación
y aparta del mal que prohíbe. […] Esta ley non puede ser contradicha, ni
derogada in parte, ni del todo” (Marco Tulio Cicerón, De republica, 3, 22, 33).
Para la reflexión
(C.I.C 1955) La ley divina y natural (Gaudium et spes, 89) muestra al hombre el camino que debe seguir
para practicar el bien y alcanzar su fin. La ley natural contiene los preceptos
primeros y esenciales que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y
la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo
en cuanto igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos, en el
Decálogo. Esta ley se llama natural no por referencia a la naturaleza de los
seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente
a la naturaleza humana: “¿Dónde, pues, están inscritas [estas normas] sino en
el libro de esa luz que se llama la Verdad? Allí está escrita toda ley justa,
de allí pasa al corazón del hombre que cumple la justicia; no que ella emigre a
él, sino que en él pone su impronta a la manera de un sello que de un anillo
pasa a la cera, pero sin dejar el anillo”. (San Agustín, De Trinitate, 14, 15, 21: PL 42, 1052). La ley natural “no es otra
cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella
conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar. Esta luz o esta
ley, Dios la ha dado a la creación”. (Santo Tomás de Aquino,
In duo praecepta caritatis et in decem
Legis praecepta expositio, c. 1). (Continua)
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