135. ¿Cómo juzgará Cristo a los vivos y a los muertos?
(Compendio 135) Cristo juzgará a los vivos y a los
muertos con el poder que ha obtenido como Redentor del mundo, venido para
salvar a los hombres. Los secretos de los corazones serán desvelados, así como
la conducta de cada uno con Dios y el prójimo. Todo hombre será colmado de vida
o condenado para la eternidad, según sus obras. Así se realizará «la plenitud
de Cristo» (Ef 4, 13), en la que «Dios será todo en todos» (1 Co 15, 28).
Resumen
(C.I.C 681) El día del Juicio, al fin del mundo, Cristo
vendrá en la gloria para llevar a cabo el triunfo definitivo del bien sobre el
mal que, como el trigo y la cizaña, habrán crecido juntos en el curso de la
historia. (C.I.C 682) Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a
juzgar a vivos y muertos, revelará la disposición secreta de los corazones y
retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o su rechazo de
la gracia.
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 678) Siguiendo a los profetas (cf. Dn 7, 10; Joel 3, 4; Ml 3,19) y a Juan Bautista (cf. Mt 3, 7-12), Jesús anunció en su predicación el Juicio del último Día. Entonces, se pondrán a la luz la conducta de cada uno (cf. Mc 12, 38-40) y el secreto de los corazones (cf. Lc 12, 1-3; Jn 3, 20-21; Rm 2, 16; 1 Co 4, 5). Entonces será condenada la incredulidad culpable que ha tenido en nada la gracia ofrecida por Dios (cf. Mt 11, 20-24; 12, 41-42). La actitud con respecto al prójimo revelará la acogida o el rechazo de la gracia y del amor divino (cf. Mt 5, 22; 7, 1-5). Jesús dirá en el último día: "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25, 40).
Para la reflexión
(C.I.C 679) Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. "Adquirió" este derecho por su Cruz. El Padre también ha entregado "todo juicio al Hijo" (Jn 5, 22; cf. Jn 5, 27; Mt 25, 31; Hch 10, 42; 17, 31; 2Tm 4, 1). Pues bien, el Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar (cf. Jn 3,17) y para dar la vida que hay en él (cf. Jn 5, 26). Es por el rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí mismo (cf. Jn 3, 18; 12, 48); es retribuido según sus obras (cf. 1Co 3, 12-15) y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu de amor (cf. Mt 12, 32; Hb 6, 4-6; 10, 26-31).
No hay comentarios:
Publicar un comentario