47. ¿Quién es el Espíritu Santo, que Jesucristo nos ha revelado? (primera parte)
(Compendio 47) El Espíritu Santo es la tercera Persona de
la Santísima Trinidad. Es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo; «procede del
Padre» (Jn 15, 26), que es principio sin principio y origen de toda la vida
trinitaria. Y procede también del Hijo (Filioque), por el don eterno que el
Padre hace al Hijo. El Espíritu Santo, enviado por el Padre y por el Hijo
encarnado, guía a la Iglesia hasta el conocimiento de la «verdad plena» (Jn 16,
13).
Resumen
(C.I.C 263) La misión del Espíritu
Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo (cf. Jn 14,26) y por el Hijo
"de junto al Padre" (Jn 15,26), revela que él es con ellos el mismo
Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: 150).
Profundizar y modos de explicaciones
(C.I.C 245) La fe apostólica
relativa al Espíritu fue confesada por el segundo Concilio ecuménico en el año
381 en Constantinopla: "Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: DS 150). La Iglesia reconoce así al Padre como
"la fuente y el origen de toda la divinidad" (VI Concilio de Toledo, (año
638): DS 490). Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en
conexión con el del Hijo: "El Espíritu Santo, que es la tercera persona de
la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma substancia y
también de la misma naturaleza […] por eso, no se dice que es sólo el Espíritu
del Padre, sino a la vez el espíritu del Padre y del Hijo" (XI Concilio de
Toledo, (año 675): DS 527). El Credo del Concilio de Constantinopla (año 381)
confiesa: "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria" (Símbolo
Niceno-Constantinopolitano: DS 150). (C.I.C 246)
La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu "procede del Padre
y del Hijo (Filioque)". El
Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: "El Espíritu Santo […] tiene
su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente del Uno
y del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración é...]. Y porque
todo lo que pertenece al Padre, el Padre lo dio a su Hijo único, al engendrarlo,
a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a
partir del Hijo, éste la tiene eternamente de su Padre que lo engendró
eternamente" (Concilio de Florencia: DS 1300-1301).
Para la reflexión
(C.I.C 243) Antes de su Pascua, Jesús
anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo.
Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS
150), estará ahora junto a los discípul os y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles
(cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13).
El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús
y al Padre. (Continua)
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