(Is 50, 4) Él despierta mi oído para que yo escuche
4 El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo,
para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada
mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
C.I.C 141) "La Iglesia
siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de
Cristo" (Dei verbum, 21):
aquellas y éste alimentan y rigen toda la vida cristiana. "Para mis pies
antorcha es tu palabra, luz para mi sendero" (Sal 119,105; Is 50,4).
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